El año sin invierno (o poco)

Febrero toca a su fin y, quitando una semanita que a duras penas el termómetro en Madrid subía de 5º C (temperatura que sería considerada cuasi tropical en otras latitudes más boreales), se puede afirmar ya que ha sido el invierno más suave desde que hay registros históricos. La temperatura media del mes de enero en España ha sido 2º C superior a lo habitual. Cambio climático… mera casualidad… sea como sea, ya se habla de que el presente es «un año sin invierno».

A lo cual yo respondo que, técnicamente, en la mayoría de España no es que exista un invierno propiamente dicho. Vale, en el interior tenemos uno relativamente estricto… pero no pasa de ser un clima mediterráneo continentalizado. Cualquier españolit@ que haya viajado a países del Norte o Este de Europa sabe lo que es INVIERNO de verdad, así en mayúsculas. Lo de aquí, en comparación, es una filfa. Pero aun así, este año está siendo extremadamente suave.

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Siberia: los 0-5º C de un día extremo de enero en Madrid, aquí sería considerada una temperatura totalmente primaveral. Todo es relativo.

 

Pero nunca tan suave como este año. La regular marcha de las estaciones es vital para los cultivos, vides y frutales, y los agricultores andan preocupados… Años en los que el invierno es suave, suelen traer después primaveras frías, con mucha lluvia y granizo. ¡Españoles, precaución! La cosecha de Rioja, Ribera e incluso Jumilla de 2016 anda en serio peligro. He aquí una auténtica emergencia nacional y no los pactos para la investidura de Rajoy, Sánchez o viceversa.

Hace pocos días vi un magnífico documental acerca de cómo los cambios y fenómenos climáticos han influido de forma decisiva en la Historia de la Tierra y de nuestra especie. No pocos cambios y saltos evolutivos en la Historia de la Humanidad han sido posibilitados gracias a óptimos climáticos y, asimismo, no pocas épocas de hambrunas, carestía y grandes pestilencias han sido causadas por un brusco cambio en el clima. Sin ánimo de extenderme mucho, pocos años antes del final de la «Pequeña Edad de Hielo» a mediados de siglo XIX, en 1816 tuvo lugar «el Año sin Verano», tal y como dejó constancia Lord Byron. ¿La razón? Una brutal erupción del volcán Tambora (actual Indonesia) provocó la expulsión de ingente material piroplástico a la atmósfera… y una densa niebla «sucia» artificial cubrió el globo dificultando la llegada de la radiación, luz y calor solar. ¿Las consecuencias? Hambre, miseria, violencia y, cómo no, miedos apocalíptico-armagedónicos entre las muy iletradas, analfabestias y aún teocratizadas masas. Exactamente 200 años atrás.

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Lord Byron. Gran romántico old school y testigo directo del Año sin Verano (1816).

 

No suelo ser un vehemente apóstol admonitor del cambio climático… pero mosquea (y cuánto) saber que, de los últimos 20 años a nivel global, una amplia mayoría de ellos son los años más cálidos desde que se tienen registros en el siglo XIX. Alarmante, cuando menos.

Hay muchísimas medidas posibles que podrían paliar este proceso, pero numerosos intereses empresariales las echan atrás. Muchos lobbies (en alguno de ellos participa con entusiasmo cierto ex-presidente español y ex-bigotudo, por más señas) pululan por ahí con firmes y lucrativos intereses en desmentir el cambio climático, y además gracias a la crisis han ganado la batalla más importante: la mediática. La preocupación por el medio ambiente y el clima y su presencia en el debate publico ha bajado enteros desde 2008. Lo importante, primero, es tener laburo y llenar la barriga, por lo que se ve. Y que les den a las siguientes generaciones que pueblen el planeta (o las ruinas heladas que queden de él).

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Muy bonitos, sí… pero a mediados de enero asusta un poco verlos de aquesta guisa.

 

Cuando este año en torno al 15 de enero ya vi varios almendros en flor sentí que «spring is in the air», demasiado prematuramente. Porque justo este fin de semana se espera la ola de frío más intensa para España de todo el «invierno». Mientras no haya otra de éstas en abril… tutto bene.

¡Y que llegue ya la primavera (trompetera), poldió! Que las muchachitas nos vacilen con el sol y todo eso. ¡Y que dure el baile armónico y regular de estaciones, deleite de agricultores, viticultores y ojos humanos todos! Que dentro de 50 años una nueva glaciación no cubra hasta Torremolinos quizá sí que esté en nuestras manos. Por mucho que el clima y la Tierra sean crueles y arbitrarios en sí mismos… el ser humano suele ganarles por goleada. Y en inconsciencia, idiocia e incapacidad de auto-preservación, también.

 

La horda será de titiriteros, o no será

Ya lo llevaba avisando desde hace luengos (y cansinos) años Fedeguico Joméiniz Losantos… ¡Los titiriteros son el enemigo! ¡Qué viene la horda y cochambre comunista! Sí, sí, sí, hablo de ese «periodista de referencia» y «libegal convencido» que hace pocos días se descolgó en su programa de radio con el muy moderado, jocoso y tolerante chascarrillo de «cada vez que veo a la Bescansa, al Errejón o alguno de esta tropa, es que me sale el agro y me dan ganas de agarrar la Lupara y liarme a tiros». ¡La Lupara, ni más ni menos! El arma de moda en Sicilia, desde tiempos inmemoriales a la par que muy mafiosos. Me pregunto si tal exabrupto lo regurgitó en horario infantil, o si sólo deseaba soliviantar mentes dizque adultas (lo de «dizque» también es muy frecuente en él, ahí va mi sentido homenaje). Pero… ¿podría ser apología del asesinato por motivos políticos, me pregunto?

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Yo no lo podría decir mejor. ¡Gracias, «El Jueves! Creo sinceramente que a este tipo le da rabia haberse perdido la Guarra Civil.

Nótese que cuando Fedeguico emplea alegremente «titiriteros», lo hace como extensión de cualquier otro arte cuya mayoría de practicantes no comparta ideario con él. Actores, preferentemente: Alberto San Juan, Willy Toledo o El Gran Wyoming suelen ser algunos de sus blancos predilectos. Creo que hasta ahora no se había referido a ningún ejecutor del noble arte de polichinelas y guiñoles, pero por fin le llegó la hora de sacar brillo a ese vocablo que tan de moda volvió a poner él, y esta vez en su más exacta acepción.

Lo primero es lo primero: NADIE debería ir a la cárcel por una representación artística en la que no se ha agredido físicamente a nadie, en la que ningún ser de carne y hueso ha proferido consignas que atenten contra los Derechos Humanos más elementales o se ha amenazado de muerte a colectivo alguno. La actuación del juez en este caso es desproporcionada y prevaricadora, vergonzosa de todo punto en una supuesta democracia y Estado de Derecho (eso que suele rebosar en la boca de tant@s españoles de orden y biempensantes) del siglo XXI. «Apología del terrorismo», dicen él, el PP y sus voceros mediáticos de la caverna australopiteca. Ya. Del terrorismo de esa peligrosisísima banda criminal llamada «Alka-ETA», supongo. Sin embargo, a duras penas se puede hacer apología de un grupo terrorista que simplemente NO EXISTE. Hasta Albert Einstein me daría la razón, salvo que estemos dentro de algún bizarro ojo de gusano espaciotemporal donde nuestras leyes físicas no rijan.

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He aquí el «arma del crimen». Supongo que en realidad es una bomba lapa, una carta bomba, una AK-47 de papel o algo así… ¿Porque nadie va aquí a la cárcel por una pancarta de guiñol, verdad? ¿VERDAD?

La metedura de pata del Ayuntamiento de Madrid (y sí: de alguien será la responsabilidad, digo yo) consistió en que en el programa impreso figuraba la ya archiconocida función como «para todos los públicos». Error que se trató de subsanar a través de la web informando que era para adult@s, deprisa y corriendo, cuando sólo quedaba una hora para el comienzo del espectáculo. Deduzco que se contrató al dúo ahora en prisión sin haber comprobado en que consistía su show, o fue un fallo de horario al programarlo a una hora claramente infantil. Mal.

En cualquier caso, aquí se ha dicho ya de todo… Desde «Carmena, dimisión» (un clásico ya, hasta cuando arranca flores «en peligro de extinción» durante sus vacaciones de verano) hasta «Pedro Sánchez va a pactar con los radicales que apoyan a ETA» (Pablo Casado dixit). Pero la dolorosa verdad es que, a día de hoy, dos titiriteros siguen en prisión cuatro días después. Por hacer lo que siempre han hecho en el escenario: sátira política y social. A través de guiñoles. Guiñol de palo y cachiporra, concretamente, algo de gran tradición y raigambre en España. Sobre todo en Carnaval, además. De niño, vi en muchos guiñoles del Retiro a multitud de brujas siendo apaleadas por el príncipe de turno.  ¿Espectáculo violento? Partiendo de la base de que, repito, no es un show apto para niños el que Raúl y Alfonso suelen hacer, violencia es que pongan «Rambo» a mediodía en la tele (eso ha pasado)… o la violencia verbal de Gran Hermano (pasa a todas horas)… o que muchos millones de españoles tengan que subsistir con 700 euros o menos al mes. Fariseísmos, los justos.

Mucha doble vara de medir es lo que hay. El Ayuntamiento de Madrid (cuya alcaldesa es llamada «La Vieja» en ciertos círculos: todo un alarde de «ingenio» y «respeto») está bajo una lupa de muchísimos aumentos, muchos más que las que aplican para los ayuntamientos gobernados por «los de toda la vida». Precisamente esa misma lupa que logra que miles de votantes del PP anden muy revolucionad@s y soliviantad@s por «Carmena, la proetarra bolivariana» e inunden las redes sociales… y sin embargo ni chisten cuando la Gaviota Maléfica que anida en Génova 13 nos obsequia hoy mismito con el blindaje institucional de la (presuntamente, oh sí) MUY corruPPta Rita Barberá. No sé si es falta de ética o falta de sentido del olfato lo que impulsa a tant@s a premiar aún hoy a Rajoy&Cía con votos y adhesión, pero me fascina.

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No se ve en la foto, pero los dedos de Rita terminan en hilos… de los cuales tiran los espectros de Al Capone y Francisco Franco. Ya ven, titiriteros en comandita.

Y a todas estas, se está cociendo una nueva recesión mundial del copón (que, supongo, de antemano ya es culpa de Pablo Iglesias, de Nicolás Maduro y de Kim Jong-Un, al alimón), acá seguimos sin Gobierno constituido en pleno culebrón repleto de cliffhangers, los refugiados siguen llegando a Europa y la xenofobia consiguiente in crescendo… pero ciertos sectores político-mediáticos quieren que nos enredemos en debates absurdos sobre titiriteros pro-alka-etarras, reyes magos de opereta bolivariana y demás… Como yo ahora mismo, de hecho. Pues mira… ¡Al carajo con la caverna mediática y su agenda setting!

Lo que pasa, según diría el gran Labordeta, de estar aún entre nosotr@s, es que «ustedes están habituados a hablar siempre porque han controlado el poder toda la vida, y les jode que vengamos ahora a hablar los que habíamos estado oprimidos». A hablar, a expresar ideas iconoclastas o irreverentes, o a entrar en las instituciones. ¿Acoso y derribo? Sonrisa, dedo corazón levantado y a hacer política en mayúsculas, medidas que palien y reviertan el sufrimiento causado por décadas de políticas pro-banca y anti-pueblo.