Han pasado ya casi 48 horas desde que se cerraron los colegios electorales en España. Tiempo en el que «vértigo», «fragmentación», «ingobernabilidad» e «incertidumbre» han sido algunas de las palabras y conceptos más pronunciados en voz alta o evocados interiormente. El escenario resultante es inédito, y por esa misma razón apasionante.
La noche del 20D estuvo plena de emociones, y la primera bajada de la montaña rusa la constituyeron las encuestas israelitas (a pie de urna) que comenzaron a difundirse de manera oficial a las 20:00. En esas encuestas daba la impresión de que el éxito de los partidos nuevos (Podemos y Ciudadanos) iba a ser mayor y que el bofetón al PP sería aún más colosal de lo que fue. Pero los datos oficiales suavizaron la caída de la Gaviota Maléfica y desinflaron los ánimos en las sedes de los partidos de Iglesias y Rivera, sobre todo en el caso de este último.
He aquí la encuesta a pie de urna más difundida a partir de las 20h del 20D. Mucho voto oculto para el viejo bipartidismo. ¿Algo de lo que avergonzarse, acaso?
Primer apunte clave que quiero hacer: nunca el pronóstico a pie de urna para el PP es aproximadamente igual o superior al número de votos que cosecha en las urnas, sino más bien siempre da la impresión de que van a obtener menos. Lo cual nos lleva a algo evidente: numerosos votantes de Rajoy&Cía ocultan qué papeleta han depositado en la urna y mienten en esas encuestas. Oh, señores mí@s del PP: lamento con sinceridad esa profunda esquizofrenia suya que les hace avergonzarse tanto de su voto como para no querer reconocerlo pero, por mucho que simpaticen con un partido que ha hecho de «mentira» equivalente a «Política», hagan el favor de no falsear los resultados de las israelitas cada año. Si acaso ocultan su voto por temor a esas represalias que han oído por ahí que pasaban en el 36 contra la «gente de bien y de orden», no se preocupen: aunque medios como Interlobotomía o conversos dementes como Pío Moa afirmen que la Izquierda es sectaria, violenta y que queremos reinstaurar las chekas, a nadie se quiere apiolar, y menos aún el amable encuestador/a de turno emplearía en caso alguno y de súbito su boli Bic como arma letal.
Cuando los datos reales fueron poco a poco confirmando aunque matizando los datos de las israelitas, se dibujó el siguiente panorama: PP seguía siendo el más votado pero experimentaba la mayor bajada de su Historia, PSOE salvaba los muebles pero sentía el aliento en la nuca de Podemos (sólo 500.000 votos por detrás), y Ciudadanos demostraba ser no tan fiero ni decisivo como lo pintaban. Pero ante todo, se hicieron ciertos los más ominosos presagios de la Casta política: el cáncer morado se extendía y los resultados finales mejoraban la estimación más optimista que se hacía con Podemos en las encuestas durante la campaña. Cuando el 15M de 2011, muchas de sus encorbatadas y engominadas señorías no se hartaban de parlotear: «que se dejen de algaradas perroflauteras, que monten un partido y concurran a unas elecciones». ¡Oído, cocina! Ahora ni se os ocurra lamentaros, por favor.
El cambio viene en forma de marea morada. ¿Más pasar por las urnas y menos tiendas de campaña en Sol, pedíais en 2011? Será un placer.
Lo que ha vuelto a ser evidente es, una vez más, la profunda injusticia de nuestro sistema electoral. Es gracioso porque ahora todos quieren reformarlo, PP incluido: ellos y quizá el PSOE, para caminar a un sistema más mayoritario, con primas al partido más votado, fórmulas the winner takes it all en algún caso… mientras que los partidos emergentes quisieran mayor proporcionalidad y el imperativo democrático de que de cada voto valga lo mismo. Los casos de Ciudadanos y Unidad Popular/IU fueron los más sangrantes, quedando muy infrarrepresentados en el Congreso. Aunque sólo alcanzara dos actas de diputado, casi un millón de españoles votó al partido encabezado por Alberto Garzón. 450.000 votos por escaño fue el precio, mientras que para el PP bastaba con 50.000. Lo llaman Democracia y no lo es. O no del todo.
La pregunta del millón es QUÉ va a pasar ahora. Hay multitud de escenarios: repetición de elecciones, intento de pacto de Gobierno que aglutine a PSOE+Podemos+UP y varias formaciones nacionalistas, investidura de alguien cualquiera gracias a abstenciones y después a gobernar en minoría… Un follón, vaya. Y sin embargo, mi opinión es que va a pasar precisamente lo que miembros (y miembras, añadiría una de sus ex ministras) de cierto partido han repetido hasta la saciedad que no sucedería jamás: caminamos hacia una Grosse Koalition PP-PSOE.
Las dos almas del PSOE. Una de ellas (sus bases) sigue siendo netamente de izquierdas, el PP le produce tirria natural y sabe bien que aliarse con las huestes de Rajoy en el Congreso sería el harakiri definitivo de cara a futuras citas electorales. Sin embargo, la otra (sus cuadros dirigentes, y no veas tú los ex-dirigentes) considera al PSOE «partido de Estado», con «responsabilidad institucional» y poco dados a «aventuras y alianzas oportunistas con los palmeros del comunismo bolivariano». Aproximadamente así hablan el «muy socialista» Felipe González, su fiel padawan Susana Díaz y cascarrabias revenidos como Joaquín Leguina sobre Podemos. Ay, las dos almas del PSOE, con sus puertas giratorias, sus contactos con el Gran Capital y su canesú. Veremos si tiran por la de «100 años de honradez»… o de nuevo por la de «y 40 de vacaciones» ante la hegemonía capitalista/ultraliberal que va a tratar de dirigir sus pasos (sí: más aún).
Aunque tal acuerdo de investidura y Gobierno fuera la muerte electoral definitiva del PSOE como gran partido, aunque Pedro Sánchez parezca más proclive a querer explorar la formación de un Gobierno de izquierdas o sentarse con nacionalistas, aunque hayan repetido por activa y pasiva que «jamás de los jamases habrá gran coalición con el PP», precisamente ESO es lo que les van a exigir, ya les están exigiendo en estos momentos, grandes poderes fácticos. La lista es amplia: la Unión Europea, Bruselas, Berlín (tanto Merkel como la gran Banca alemana), las grandes empresas y bancos españoles (a quienes el PSOE debe una pasta gansa), fondos especulativos internacionales… Quizá incluso reciban en Ferraz alguna «amable sugerencia» de parte del Palacio de la Zarzuela, quién sabe. A los poderos@s dentro y fuera de nuestro país les chirrían los dientes ante la mera posibilidad de un Gobierno «rojo-morado» en España, al que igual le daría por querer revertir los términos del nuevo contrato social que con la llegada de la crisis nuestros gobernantes querían que asumiéramos: «trabajar más, jubilarte más tarde, pagar hipoteca hasta tu muerte o casi, y cobrar menos». Porque vivimos, vivíamos, por encima de nuestras posibilidades.
¿Nuestras dos próximas bipresidentas bipartidistas? «Una castaña y una rubia, sojuzgaban desde Madrid», rezarán las futuras zarzuelas.
Será una operación sibilina, sutil, narcotizante. Irán pasando los días, las semanas y el nerviosismo y desnorte irán cundiendo en prensa, tertulias, mercados y en la calle misma: «¿quién va a formar Gobierno, y cuándo?». Negociaciones estancadas, otras que fracasan, la Derecha bramando a todas horas que «España se rompe porque la sucursal morada de Venezuela en España quiere pactar con Bildu, ERC y los Autogestionarios de El Bierzo»… para que justo antes de que haya que repetir elecciones lleguen en el último momento, a lomos de un caballo azul y otro rojo, los mismos salvadores bipartidistas de siempre, sólo que esta ven en coyunda contra natura, impúdica y desvergonzada. De hecho, quienes cabalguen esas monturas y se ocupen de «mantener a España unida y a los mercados satisfechos» no serán ni Pedrito ni Mariano, no… Demasiado quemados ambos por el fragor electoral y, en el caso de Sánchez, porque no puede ni quiere traicionar su propia palabra de no pactar con Rajoy. Soraya y Susana, Sorayita y Susanota, serán las encargadas de liderar el paripé, quizá logrando mayor credibilidad y aceptación en la sociedad de lo que pudiera creerse inicialmente por poseer el marchamo de «la primera presidencia bicéfala femenina ever«. ¡Y a ver quién las tose lo más mínimo!
¿Que este plan no gusta, sobre todo al PSOE que no quiere suicidarse como el PASOK griego? Pues entonces demostrarán, según el PP, que «no están a la altura de las necesidades de España como nación ni son partido de Estado» y Don Mariano I El Intrépido llamará corriendo a Bruselas a ver si nos pueden enviar algún tecnócrata que sobre por ahí para regir (temporalmente) los destinos de España, como ya se hizo con Mario Monti en Italia tras el vacío de poder dejado por Berlusconi. Tristes precedentes hay, y no somos precisamente más importantes o soberanos que Italia. ¿Quién podría ser ese tecnócrata? ¿Luis Te Guindo? ¿Javier Imhotep Solana? ¿Chimo Bayo? Voto por esta última opción. Puestos a traer a un techNócrata, traigamos al mejor.
Chimo está ahora un poco más cascado que en esta imagen de principios de los 90, pero seguiría siendo el mejor tecHnócrata que nos podemos permitir dentro de nuestro presupuesto.
Es sólo una teoría, una visión, un pourparler… pero por desgracia me suena plausible. Lo bueno de tal escenario es que por fin el PSOE perdería lo poco de careta que le queda… y, sobre todo, que se demostraría una vez más la vergonzosa y lamentable sumisión de la política y soberanía ciudadana al servicio de mercados, Banca e intereses económicos. Rosell, líder de la CEOE, ya se ha apresurado a apostar por esta salida «a la alemana», indicando que esa fórmula de gran coalición ya se ha practicado en 22 de los 28 países de la UE. Y, por supuesto, las (siempre efectivas, sapientes y clarividentes, como demostraron en 2008) agencias de calificación Fitch y Moody’s ya han empezado con su lúgubre gorigori en caso de que escojamos alguna otra senda «exótica».
Lo mejor del 20D es que, cuando se constituya la Cámara y pase lo que pase en lo relativo a investiduras y acuerdos de legislatura, much@s no nos vamos a sentir ya (tan) silenciad@s, sin voz, fuerza parlamentaria ni visibilidad social. Y he aquí el principal logro que ha obtenido el ya mítico y mixtificado 15M.
¡Que no, que no, que no nos representa(ba)n!