Bosco Pelayo entra en campaña

¡Españoles! ¡La hora es gravísima! Deseo expresar mis palabras hoy, siempre al servicio de la indeclinable nobleza y gallardía del pueblo español, y no mañana sábado… pues tal cosa sería violentar la jornada de reflexión, como suelen hacer ciertos partidos y grupúsculos anarcomarxistas-leninistas. Y yo, entrar en un juego al servicio de Caracas y de la Internacional Anarcomasona… ¡JAMÁS!

La Pérfida Albión, siempre yendo a contracorriente de lo que la Raza europea y nuestra pujanza común demanda, ha decidido abandonar el seno de la Unión, noble institución que ha logrado una Europa tan fuerte y unida como no recordábamos desde los gloriosos y épicos tiempos del III Reich. Pues bien: ¡precisamente ese destino de aislamiento y marginación en los mercados y foros internacionales es lo mismo que puede sufrir España si el domingo mis compatriotas cometen un craso error y permiten, permitimos, que las hordas bolivarianas, perroflauteras, rompespañas y comunistas conquisten el Palacio de La Moncloa!

bosco pelayo

¡Españoles! Mi viril voz vuelve a tod@s vosotr@s.

Si tal cosa sucede y entre Pablo I el Chavista y Pedro I el Inane se reparten nuestra sacrosanta Patria, en breve sufriremos tod@s las dantescas consecuencias: salida del euro, expropiación de bancos y empresas, imposición del chándal español como prenda oficial del régimen, quema de iglesias (que no de Pablos, por desgracia) y de conventos, legalización de la eutanasia, la zoofilia y los psicotrópicos de Capricornio, abolición de la Tauromaquia y otras fiestas de guardar, desmembración total de España y su transmutación horrenda en una bizarra amalgama de taifas y, lo peor de todo: reforma educativa que incluya asignaturas como «Guerrilla urbana y cócteles molotov», «Yihad, budismo, luteranismo y Macaco» o «Cariocas, djembés, monociclos y hackies como herramientas de expresión personal». De esta forma, habrán logrado atar a las nuevas generaciones en las tinieblas del marasmo populista y radical.

Por todo ello es preciso un candidato vigoroso, viril, determinado, sapiente, intrépido, audaz, elegante y apolíneo. Un hombre (por supuesto, una frágil y grácil fémina al frente de la Patria agravaría la situación) con gran capacidad dialéctica, retórica y de dicción. Un hombre que sea un titán de la política, una eminencia. Un patriota, un español recto, como Dios manda, de bien, de orden y de los que se visten por los pies. Mariano Rajoy, eres el ungido por Cristo Rey y Santiago Apóstol para acaudillar el rumbo de España en esta incierta jungla posmoderna y altermundista.

Con Rajoy al frente de la Nación, lograremos parar los pies (negros) a esa rata marxista con coleta llamada Pablo Iglesias y a sus huestes desarrapadas. Lograremos mantener la incipiente pujanza macroeconómica de España. Y mantener también el status de nuestras grandes fortunas y luminarias, que lo han dado todo por España y los españoles. Los impuestos bajarán y llegarán inversiones nuevas: la Ciudad del Juego, la Ciudad del Deporte, la Ciudad de la Tauromaquia y la Ciudad de la Gaviota, con diseño del insigne Santiago Calatrava. Gracias a Don Mariano nuestro país mantendrá firme rumbo hacia el amanecer de un nuevo Imperio, donde la Cruz, el euro, la hipoteca y el fútbol (y el Tour en julio) sean lo que mantiene amalgamada a nuestra inmortal Nación y sus buenas gentes.

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¡Español! Tu Patria te necesita A TI para frenar al populismo podemita. Únete al liderazgo del mejor jefe de Gobierno que hayamos tenido desde Miguel Primo de Rivera.

Si mis compatriotas creían que pasé a mejor vida allá por 2011, cuando Rubalcaba I el Delfín Psicópata me fusiló al amanecer, reaparezco ahora desde mi santuario astur y extiendo mi magisterio (inspirado por Santo Tomás y quina Santa Catalina) a través del proceloso océano virtual, pues la amenaza de cochambre populista, atea, comunista y masónica para mi Patria es gravísima. María Inmaculada Madre de Dios, el Niño Jesús, Cristo Redentor, Cristo Redivivo, los serafines, querubines, arcángeles y Marcelo nos observan desde las Alturas y desean que el 26J nuestro voto sea por Dios y por España. #MarianoPresidente. ¡Viva España! ¡Viva Cristo Rey! Por el Partido Popular hacia Dios, impasible el ademán.

A la segunda…

Si en enero, cuando en este mismo blog hacía mis cábalas sobre qué alianza post-electoral nos traería un nuevo Gobierno, hubiera sabido que estábamos abocad@s sin remisión a unas nuevas elecciones… pues no habría escrito tal entrada. Total, porque a fin de cuentas era perder el tiempo. Ahora parece que serán las refinitivas y no habrá unas terceras. Bueno. Eso creían también los sufridores hinchas del Atlieti después de Lisboa y… ¡volvió a haber ocasión! Lo del desenlace feliz es otro cantar (gol).

Pero sí, creo que esta vez a la segunda es cuando va la vencida. Más que nada, porque menudo perezote daría ir en diciembre de nuevo a las urnas. ¡Lagarto, lagarto! Nadie lo quiere, y de alguna forma se evitará. También hay otras razones de peso, que hacen que por vez primera un humilde servidor se movilice activamente en una campaña electoral: a diferencia de la convocatoria de diciembre, esta vez se ha alcanzado una candidatura amplia de unidad popular. Sí, Unidos Podemos, desde luego que sí. Mi rojiverdimorado corazoncito ya no estará roto, cuando me enfrente a la urna, entre Alberto y mi tocayo.

Sonrisa

Estos carteles pegaré esta misma noche. Conociendo mi proverbial «habilidad» manual, espero no empapelarme a mí mismo en vez de a muros y paredes.

Algo así venía deseando yo desde bien chiquito: que, ante una convocatoria general, la primacía del PSOE en la izquierda temblequeara. Demasiadas traiciones a su (supuesto) ideario. Y, por fin, demasiada buena memoria en la ciudadanía como para creerse añejas promesas, dichas sotto voce y envueltas en pana 2.0, acerca de proteger a las clases medias y trabajadoras de la voracidad de bancos, grandes empresas y lobbies que buscan (desde dentro y fuera de España) a todas horas minar los avances sociales conquistados desde el siglo XIX y cuestionar la función redistributiva de riqueza que un Estado ha de tener. Peor por supuesto ha sido la hegemonía gaviotil, crueles e implacables con l@s más débiles y obsequios@s con grandes y poderos@s. Y también corruPPt@s, MUY corrupt@s con amiguetes trajeados y engominados.

Pertenezco a una generación que crecimos en una España recién salida de la dictadura, en la que la Constitución se consideraba tótem irrenunciable por (casi) tod@s y en la que nos enseñaron que la Democracia había llegado para quedarse. Nos dijeron que la paz social también estaba asegurada gracias a la Democracia misma, y que «haciendo una carrera y sabiendo inglés te comerás el mundo». No advertimos, no pudimos o quisimos advertir, que subrepticiamente llegaban realidades a nuestro entorno que iban a minar nuestros proyectos vitales: burbuja inmobiliaria, el euro y su consecuente alza brutal de precios (no así salarios), la precariedad e incertidumbre laboral más allá de cumplidos los 30, el rígido mandato y control sobre las economías nacionales que ejerce el Banco Central Europeo, los rescates bancarios milmillonarios, las privatizaciones de lo hasta entonces público… cimientos de la situación actual, cocida a fuego lento por la avaricia desmedida e imperdonable de unos poc@s titanes bancarios y empresariales.

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Gentuza como ésta es la que pontifica, día tras día, cosiñas como «el contrato indefinido es del siglo XIX» o «trabajar más, cobrar menos».

Siempre he albergado inquietudes y simpatías políticas, pero no comencé a movilizarme activamente hasta la llegada del 15M, verdadero aldabonazo generacional para much@s de nosotr@s. El 15M puso sobre el tapete realidades y situaciones que hasta ese momento se conocían, estaban ahí, pero no habían entrado en el debate público como merecían. No en los medios generalistas, desde luego. En suma, el 15M era el grito de una generación entera que había descubierto que íbamos a vivir en general peor de lo que nuestros progenitores habían hecho. Que mientras ell@s pagaron casa durante 10/15 años, nosotr@s deberíamos hacerlo durante 30/40/50 si queríamos convertirnos en propietarios. Que, hoy por hoy, tener carrera e idiomas no significa gran cosa. Que 1.000€ habían pasado en pocos años de ser una miseria a ser un privilegio. Que pudiera ser que no tuviéramos pensión pública cuando fuéramos yay@s (señores y señoras: pasen por el banco. Planes de pensiones a gogó. ¡Me los quitan de las manos! ¡Hop, hop!). Y que la situación no parecía tener vuelta de hoja ni remedio alguno allá por 2011.

Y en éstas, poco a poco, el 15M fue cobrando materialización política. Tanto Podemos como IU (aunque sus militantes fueran vist@s con desconfianza aquellos días en Sol) podrían suscribir, así hoy como ayer, el ideario que aglutinó el 15M en su cuasi-total integridad. Otros partidos y medios trataron de difamarlo, de atacarlo, de hacer descacharrantes montajes afirmando que «allí huele a porro y sobaco». Pero pasó lo que temían los principales poderes fácticos de este país: que cobrara vuelo en las urnas. Y en éstas estamos.

Lo que escribí en enero acerca de que, tarde o temprano, la grosse koalition PP+PSOE+Ciudadanos sería servida en bandeja de plata al IBEX 35 y a la Comisión Europea, aún puede cumplirse. Si eso pasara, igual acierto en mi pronóstico de que tal solución requeriría la renuncia de Rajoy y la presidencia de Sorayita, quizás apoyada en tal aberrante tándem por una Susanota crecida y que ya habría movido la silla a Pdr Schz desde su califato andaluz. Pero igual lo que sucede, Satán Bendito así lo quiera, es que gracias a la unidad popular por fin la izquierda real escape del maléfico influjo de D’Hondt y estemos más cerca que en diciembre de configurar un Gobierno netamente de izquierdas. Rojo, que sé que a más de un@ le asusta.

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SuperPablo al acecho de los verdaderos enemig@s de la Patria y del bienestar del común de l@s españoles.

Y he ahí la clave: pese a que todas las encuestas le están reservando el papel de tercera fuerza en votos y representación parlamentaria, lo más probable es que a partir del 27J el PSOE sea protagonista absoluto de lo que vaya a pasar. Su concurso será absolutamente necesario para configurar uno de los dos posibles bloques de Gobierno: o bien sumar sus huestes a los conservadores-libegales de PP y C’s en coalición contra natura… o bien mirar a la izquierda, por donde Unidos Podemos les habrá adelantado claramente y solicitarán su ayuda para no sólo echar a Rajoy, sino para que llegue un CAMBIO auténtico a la Moncloa y no un mero RECAMBIO cosmético «Riverita-Pedrito-Sorayita style». Ése será el momento del PSOE de retratarse ante toda la sociedad española, y ante sí mismo.  De sus bases no pongo en duda su sincero socialismo y rojo corazón. De sus dirigentes… ejem, ejem. Demasiados antecedentes chungos en su Historia, insisto.

Sea como sea, el 26J espero que sea el día en que la situación de un país entero, de una sociedad, de varias generaciones, comience a redimirse. El día a partir del cual la concentración de cada vez más riqueza en menos manos decreció… y las clases medias y trabajadoras recuperaron su futuro, sus proyectos de vida y su dignidad. Unidos Podemos, ofcoursupuesto que we can, leñe. Sobre todo si el 27J el PSOE queda unido también… y quiere poder. ¿Poder es querer, y querer es poder? Muéstrenlo. Al fin y al cabo, sería para investir presidente a Pablo Iglesias II. Y el círculo (podemita o no) se cerraría.

No es disco shit todo lo que reluce

Hace una semana que Amazon me trajo a casa la última joya de mi (siempre creciente) colección de CDs. Viciadito que estoy. Se trata ni más ni menos que de un triple disco que recopila el trabajo en solitario de Robin Gibb entre 1968 y 1970, un periodo en el que el grupo al que pertenecía se desbandó. Ajá, Robin Gibb. Calculo que aproximadamente un 95% de quienes lean estas líneas no sabrán de quién les hablo, pero si añado que él era uno de los tres Bee Gees quizá ya suene más familiar. Y, acto seguido, ese mismo 95% igual creerá que soy un mega-fan de la música disco, presto a elogiarla. Vale que mi afro setentero parece delatarme… pero quien me conozca sabrá que «frívola» o «bailable» no son buenos adjetivos para definir la música que me suele gustar.

Robin

He aquí la portada del discazo, en la que aparece un Robin aún teenager pero ya autor de joyas inmortales como «I started a joke», «And the sun will shine» o «I can’t see nobody».

Qué va, qué va, qué va, ni escucho disco ni leo a Kierkegaard. Vaya por delante que la era disco de los Bee Gees (banda que acumuló 40 años de trayectoria profesional, hasta la muerte de Maurice en 2003) tan sólo duró tres añitos a lo sumo. Coincide con su momento de máxima celebridad a nivel mundial, pero para mí sus mayores joyas las parieron diez años antes, entre los últimos 60 y primeros 70. Pop-rock barroco, con orquestaciones progresivas y juego de tres voces muy bello y profusamente imitado después. Y sin falsetes estridentes, paquetón marcado ni trajes imposibles enmarcando 100% pure pecholobos. Sólo temazos y tres voces deliciosas. Y de entre los tres hermanos Gibb, precisamente fue siempre Robin el excéntrico, el sensible, el frágil, al que gustaba rodearse de clavicordios, vestirse como un gentleman decimonónico y escribir muchas letras de tinte historicista para sus composiciones. El bee gee outsider, quien transpiraba mayor carga de pathos y que no fue responsable de la disco craze de los últimos 70 ya que todos esos temas en falsete los creó y cantó Barry mientras él quedó relegado hasta 1981 a hacer coros y poco más.

Y he ahí precisamente el cariño especial que me suscita Robin. Asociado foreva and eva por el gran público a bolas de colores, Studio 54, pantalones campana, farlopa, John Travolta y su santa madre. De eso es inocente, y como artista era más, mucho más. Mi nuevo triple disco alberga tantas joyas (inéditas en su día) que me sorprende que aún no se le haya dado a Robin la dimensión que merece como músico. Como «Sing slowly sisters», una de las más preciosas, sutiles y etéreas canciones antibelicistas jamás escritas. O «Saved by the bell» (pedazo de himno que llegó al nº2 en Reino Unido) o «Life» (que habría sido un cañón de single en cualquier época), o «Avalanche». Todas ellas escritas con menos de 20 años. Y, además de sus composiciones, estaba su voz: la mejor definición que puede hacerse de ella es que «llevaba el corazón colgando por fuera». No sé donde la leí, pero lo define bien. Su voz temblorosa transmitía emociones como pocas.

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Quizá la imagen más icónica de los Bee Gees disco, plasmación gráfica de la maldición que nubla el verdadero status de Robin (izquierda).

Robin se marchó en 2012, tras una dura y larga enfermedad que tuvo a quienes le admiramos en vilo. Con mejoras, recaídas y giros dramáticos en los acontecimientos. Un mes antes de su muerte, sacó a la venta y estrenó en el Royal Albert Hall «Titanic Requiem», una ópera clásica para conmemorar el primer siglo del hundimiento del botecito de Di Caprio. La única aria que canta él, «Don’t cry alone», representa la despedida de un padre de su mujer e hijas antes de hundirse con el barco… así como también el canto del cisne y ruego de Robin a tod@s quienes le escuchábamos, sabiendo que le quedaba poco tiempo por delante. Aún hoy, al escucharla se me erizan los pelánganos.

Espero que con el tiempo se le haga justicia a Robin, que en los primeros y últimos años de la banda fue el quid distintivo de los Bee Gees… amén de su excelente producción en solitario. Y sobre todo, que se deje de identificar a él y a su grupo como fruto de la era disco. Sería como sólo valorar a Hitchcock por «Psicosis» y nada más… o a Picasso sólo por su Etapa Rosa… o a Steven Spielberg sólo por «E.T.»… o incluso a The Beatles sólo tomando en cuenta su fase «She loves you yeh, yeh, yeh».

A fe mía, el único «creador» que merece tal trato es Santiago Calatrava, pues todo lo que ha hecho me parece una colosal (e impagable, literalmente) hez. Y sin evolución alguna dentro de su pertinaz putrefacción. Pero con Robin, ¡RESPECTO! Porfa please.

‘Best of’ Quixote

Los días en paro de un bloguero/plumilla/traductor cunden mogollón. Tanto como para poder descubrir y deleitarme con obras insignes en los campos de la música, cine, literatura… O redescubrirlas, aunque sea en otro soporte mediático. Eso es lo que me ha pasado al ver los cinco trancos (episodios) de la serie basada en «El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha» que TVE estrenó en 1992.

La serie en sí misma es una maravilla por la elevada fidelidad que guarda respecto al original (el guionista fue, ni más ni menos, Camilo José Cela), y sobre todo por su espectacular reparto (Fernando Rey y Alfredo Landa encarnan a Quijote y Sancho, respectivamente; sumemos a éstos a José Luis López Vázquez, Terele Pávez, Aitana Sánchez-Gijón, Manuel Alexandre… Irrepetible). Tal serie la disfruté en el momento de su estreno en TVE (mi primer contacto con el mundo quijotesco tras la versión animada de los 80, ya sabéis: «Sanchoooooo, Quijote; Quijoteeeeeee, Sancho»), y un año después nuestro profesor de Literatura de 8º EGB nos obligó a leerlo. Sí sí sí: las dos partes enteritas. Al principio, la sensación de infinita pereza mental fue abrumadora, lo admito. Y encima, la serie sólo llegaba hasta el final del primer libro. Terreno ignoto a partir de ahí.

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Dos cacho de pedazo de trozo de actores para los dos personajes literarios más universales EVER.

Lógicamente, leerte «El Quijote» de cabo a rabo (no valían «ediciones resumidas») a la tierna y granulienta edad de 13 años es pelín exigente. No creo que pudiera entonces apreciarlo en su justo valor, y en varios fragmentos me costaba entender qué carajo me estaba contando el tito Miguel con su lenguaje barroco y sus digresiones pastoriles que se comían 40 páginas de repente… pero la esencia de la obra me atrapó, me enganchó, y saludé con potentes carcajadas muchas de las 1.100 páginas (así a ojo) a las que tenía que enfrentarme. Porque eran muy buenas, profundas y a la vez hilarantes, un extraño equilibrio que ha fascinado a estudiosos del «Quijote» durante siglos.

Ante algo realmente universal, corremos el peligro de no saber apreciarlo en su justa medida. A pesar de que en España el porcentaje de personas que DE VERDAD se han leído las dos partes del greatest hit de Cervantes sería capaz de hacernos llorar, al mismo tiempo sería raro encontrarse por la calle a alguien que jamás hubiera oído hablar de Quijote y Sancho, que no supiera absolutamente nada de qué va su historia. Pasa algo así con las canciones más famosas de The Beatles: aunque una gran parte de españolit@s no tengan copia alguna de un álbum de los Fab Four, casi todo hij@ de vecino reconocerá «Yesterday», «Hey Jude» o «Let it be», por ejemplo. Todas de Paul. Las canciones de John nos las guardamos los verdaderos creyentes de la religión más potente fundada en el siglo XX.

Macca

Macca visitará Madrid en junio de este año. A pesar de su aspecto de abuelita, cuenta la leyenda que en su tiempo fue un tipo rockero y vanguardista.

A veces lo universal eclipsa lo que no lo es tanto y nos hace perder criterio. A buen seguro que si el Manco de Lepanto nos observa, estará encantado de que su «Quijote» sea el libro más veces traducido en la Historia, y a más idiomas… sólo superado por la Biblia. Pero también tendría cierto mosqueo al ver como el resto de su obra es relegada a un segundo plano. «Voto a bríos, ¿y qué diantres pasa con mi Galatea?» -bramaría nuestro ilustre alcalaíno con su tez iracunda y alcalina- «¿Y con mis «Entremeses»? ¿Y con mi Persiles y mi Segismunda? Ah, gente descomunal, soez y malnacida que sólo conocéis de refilón al Quijote y le hacéis compartir sesos, atención y deleite junto a Sálvame, Fast&Furious y electrolatino infame».

Lo siento, Miguelillo… ¡Es que tu «Quijote» es muy bueno! No soy especialmente original ni invento la rueda si afirmo que TODO está en él. Alonso Quijano es un loco, sí… pero un loco lúcido a la vez, que contempla a las verdades de frente y, sin los melindres adaptativos y de mero superviviente de Sancho, arremete sin pensarlo contra todo lo que considere injusto, sin reparar en las consecuencias. Esa combinación de dos personajes, uno más exaltado e idealista junto a alguien más llano, prudente y que busca más la identificación con el lector medio, es un recurso que ha sido empleado una y otra vez en la literatura o cine universales.

Quizá no a los 13 años por ser demasiado prematuro, pero desde luego sí considero que es una obra que cualquier personita que haya alcanzado cierto uso de razón debiera leer. Y descubrirá que, además de amena, TODO está ahí. Revolucionó y casi inventó la novela. Y siempre, siempre, siempre, mueve a la reflexión. Desconozco a partir de qué edad se está haciendo leer en institutos hoy por hoy, pero me parece genial que así sea… aunque los resúmenes de no pocos alumnos fueran algo así como «esto va de un pavo que se vuelve loco por leer libros y se va por ahí con shurmano Sancho a meterse en movidas». Quijote, versión cani. ¿Por qué no? Lo importante es que llegue a cuantos mas millones, mejor.

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Ninguno de ellos escribirá el nuevo «Quijote», no. Pero si al menos leyeran el que ya hay…

A veces todo escritor o aspirante a ha dicho para sí: «voy a escribir una novela GRANDE. Que además de ser interesante, emocionante, divertida, apasionante, reúna toda clase de tipos humanos, crítica y denuncia social, reflexión sobre el sentido de la vida, las preguntas clave que han inquietado a la Humanidad desde tiempos inmemoriales». Después, miras hacia tu estantería. Allí ves el ejemplar del «Quijote» y te dices para ti, como George Harrison en aquel mítico capítulo de Los Simpsons: «eso ya se ha hecho». Pero a la vez, como buen Quijote irredento ante la adversidad e incluso la realidad misma, alzas la pluma (o el teclado inalámbrico) y canturreas, en voz de Cervantes y con música de El Caballo del Malo: «los arreos son las armas. Mi descanso, el pelear». Y escribes, caiga quien caiga o aunque te estampes contra los molinos.

Mass media que menos

A lo largo del pasado fin de semana, no pocas personas de mi entorno me abordaron con la pregunta (rebosante de tono jocoso): «¿qué te parece lo que ha dicho Pablo Iglesias de un periodista de El Mundo?». Y lo gracioso es que tuve que irme a buscar la noticia a varios medios, porque ni me había enterado. Antes de leerla, escuché gruesas descalificaciones a la actuación del secretario general de Podemos en tal asunto: «dictatorial, coarta la libertad de expresión, ataca a los medios de comunicación, quiere hacer una lista negra de periodistas desafect@s, etc.»

-«Mare meva» -pensé para mis adentros de mí mismo- «Pero, ¿qué habrá dicho mi tocayo? ¿Ha amenazado acaso con cerrar ciertos medios si llega al poder? ¿Reestablecer la censura previa? ¿Exiliar al gulag de Perejil a Marhuenda, Inda y demás titanes mediáticos? ¿Crear un Ministerio de Información, Propaganda y Populismo Iraní/Bolivariano?». Al leer la noticia finalmente, pues bueno… admito que me causó cierta decepción, ante tanta expectativa creada. En sus palabras no me pareció encontrar sesgo leninista-estalinista alguno. Si acaso, cierto hartazgo ante la campaña masiva de mentiras, calumnias, querellas que ante el Tribunal Supremo quedan en nada (cuatro veces ya) y manipulaciones mediáticas con las que se machaca día sí y día también a la formación morada desde la inmensa mayoría de los mass media.

SPAIN-EU-PODEMOS

Pablo Iglesias, futuro dictador de España que aplicará tormentos medievales a todo plumilla discrepante. Así me lo aprendí yo.

Igual es que, como apuntó Carolina Bescansa al día siguiente, «convendría abrir un debate en torno a cómo funcionan los medios de comunicación». Esto es: debatir acerca de cómo se financian, por quiénes, para qué intereses y al servicio de quién / quiénes. De qué pueden informar, a quién/es deben atacar y sobre qué cosas es mejor no hablar. Vaya por delante que tanto televisiones como diarios de tirada nacional dependen financieramente de bancos, y tienen deuda acumulada con ellos. Si desde algún despacho enmoquetado y con vistas a La Castellana se les corta el grifo, se van al carajo. Y lo saben. De ahí que, por ejemplo, sea harto difícil que ni siquiera un periódico hasta hace pocos años considerado «de izquierdas» como El País se atreva (ni hoy ni antaño) a publicar en portada un titular algo así como «La burbuja inmobiliaria, la estafa financiera, la inmoralidad de las cláusulas suelo, la imperiosa necesidad de la dación en pago y la voracidad de los fondos buitre». No sólo por demasiado largo, que también, sino porque sería mencionar cosiñas, futesas sin peso alguno, que «no interesan (es decir, no interesa que interese) al común de la población». Mucho mejor haberse pasado los añitos de la burbuja cacareando, día tras día y apoyándose en sesudos expert@s y analistas financieros (pagad@s a su vez adivinen Vds. por quién), que «estamos en el mejor momento para comprar una vivienda». ¡Y siempre era «el mejor momento», toma ya!

Los medios, al servicio del Sistema. Y es un Sistema que tiene como centro gravitatorio al poder omnímodo de la Banca. No hay posibilidad de cuestionarlo, con fuerza y decisión al menos, desde las páginas u ondas de medio alguno. Más que nada, porque la inmensa mayoría de ellos, insisto, tiene cuentas pendientes con esa Banca que puede cortar de raíz su hilillo de vida. Igualico igualico que los partidos políticos tradicionales, con deudas astronómicas contraídas y que jamás morderán (seriamente, al menos) la mano que les permite seguir comiendo, manipulando y estafando a la ciudadanía.

Y hete aquí que, ¡oh sorpresa!, aparece una formación política que viene a cuestionar y a «dar caña» a ese plutocrático corazón del Sistema. Dado que han demostrado ser más que una opción testimonial (no como esos comunistas trasnochad@s de IU, que pese a ser unos rojaz@s de pacotilla no molestaban gran cosa con sus 2-10 escaños de turno) y tras una fase inicial en que se les dio cancha («a ver si este nuevo partido friki roba votos al PSOE», anhelaban), desde las elecciones autonómicas y municipales de 2015 en que el tradicional mapa político saltó por los aires la cacería, difamación y boutades mediáticas han sido constantes y numerosas: la flor arrancada por Carmena, el Titiriteros’ Affair (una obra sobre un montaje policial y cuyo «Gora Alka-ETA» acaba provocando precisamente un montaje policial, detención y huracán mediático incluidos), financiación ilegal por parte de Irán y Venezuela (cuatro veces desestimada por el TS, insisto), etc.

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He aquí al flamante (y MUY democrático) Gobierno venezolano que detentó el poder (durante dos días) en 2002, para regocijo de Aznar, la Banca y la prensa patrias.

Aparte de lo de Podemos, el tratamiento informativo que se dispensa a Venezuela desde los mayores medios lleva clamando al cielo desde luengos años atrás. ¡Parece que fuera el país más dictatorial, criminal, inseguro, mísero y hostil del mundo mundial! ¿Quizá ese «trato privilegiado» que los medios españoles le dispensan a Chávez primero y a Maduro después tiene que ver con que los grandes bancos y empresas españoles vieron perjudicados sus insaciables intereses desde que cambió el statu quo político en 1999? ¿Quizá por ello la prensa española fue de las pocas que, así como nuestro ínclito Gobierno aznarí de por entonces, apoyó y jaleó el golpe de Estado de 2002? Marionetas, meras correas de transmisión de quienes REALMENTE detentan el Poder en esta dictadura financiera no oficialmente declarada. O no, quizá soy un malpensado del copón y desde luego el régimen -dictatorial, por supuesto: por eso hay elecciones, un Parlamento dominado por la oposición, manifestaciones, prensa libre y esas fruslerías- venezolano es mucho más criminal y sanguinario que el de Arabia Saudí, por ejemplo, y no por otra razón nuestra prensa destaca mucho más las tropelías bolivarianas que las entrañables prácticas wahabíes.

Por supuesto, los medios al servicio del Sistema (que son los más grandes) también suman sus esfuerzos al «juego de la culpa» de por qué o quiénes hemos de volver a las urnas. Pese a que en realidad casi nadie ha ofrecido ceder gran cosa desde sus posiciones iniciales, la campaña mediática para que Podemos queden como los más «prepotentes, inmovilistas y dogmáticos» arrecia. Y eso que Pablito ya dijo hace semanas que si el obstáculo para formar Gobierno era él, se marchaba. Como quien oye llover…

Los cinco

Toca de nuevo elegir. Todos han tenido su parte de responsabilidad, pero… ¡quiá! Toda la culpa para el gachó ése en el centro de la imagen.

He trabajado en varios medios. Y si quieres hacerlo, tienes que tener en cuenta factores como la línea editorial que sigue el tuyo, los anunciantes (no se te ocurra sacar NADA contra ellos) y quiénes te leen, no vayas a levantar ampollas. Así que, en conclusión, cuando Iglesias arremetió contra cierto periodista de El Mundo indicando que si quería prosperar allí tenía que llevar a portada noticias hostiles (ciertas o no) contra Podemos, me parece que estaba indicando la simple realidad. Nada de ataques a la libertad de expresión ni de listas negras, chatines, por mucho que difaméis y manipuléis. Pablo Iglesias simplemente señaló que, hoy por hoy, la voz de un periodista mainstream muchas, demasiadas veces es la voz de su amo, y por «amo» entendamos «la entidad bancaria, megaempresa o inversor milmillonario a quien el medio en que publica le debe pasta gansa». Tales periódicos, radios, televisiones no pueden permitirse no ya jalear o apoyar abiertamente, sino siquiera informar con objetividad sobre opción política alguna que venga a poner en solfa al Sistema y por ende la supervivencia a corto plazo de ese medio.

«Prensa independiente»… ¡Cuán bello oxímoron!

«Luck» of the Irish

La pasada semana realicé mi primera escapada fuera de España desde que estoy en paro. Me prometí a mí mismo en agosto que aprovecharía mi nueva situación para viajar, viajar y viajar, pero el presupuesto de este pequeño parásito, haragán, bohemio, librepensador y pésimo español no da para más. El destino elegido fue baratuelo y bastante low cost: Irlanda. Como integrante del nefando club de los PIIGS, la crisis se ha cebado bastante con el país del trébol. Ay, pero si su mala suerte sólo viniera de tiempos recientes…

Porque en efecto: si por algo me ha impresionado mi visita a Dublín es la dura y amarga Historia que ha vivido la Isla a lo largo de los siglos. Y no es que nuestra muy ibérica Patria tenga nada que envidiar a Irlanda respecto a tragedias, abusos de poder, guerras de todo tipo y pobreza extrema sostenida durante generaciones… pero al menos no hemos tenido a un invasor extranjero instalado en nuestra capital hasta hace menos de cien años.

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Michael Collins, héroe en la Guerra de Independencia y víctima en la Guerra Civil.

Denominada Hibernia por los romanos (que consideraron que los vientos y neblinas irlandesas harían estragos filtrándose por debajo de sus togas viriles), éstos se abstuvieron muy mucho de instalarse allí y fue sin embargo ocupada siglos después por los vikingos. Es en el siglo XII cuando Irlanda cae en manos de la monarquía normanda que recientemente había ocupado el trono inglés. Y a partir de ahí, el follón padre: gaélicos contra normandos, después católicos contra protestantes, más tarde Jacob Vs. William (dos contendientes al trono de Londres luchando en suelo irlandés), luego Guerra de la Independencia, acto seguido Guerra Civil Irlandesa… y por último largas décadas en las que la llama de la violencia y la barbarie siguió encendida por el terrorismo del IRA y la estúpida y brutal respuesta dada muchas, demasiadas veces, desde Downing Street 10.

La dominación británica alternó muchas fases, algunas de mayor tolerancia y mano izquierda que otras, pero desde finales del siglo XVIII encontró una firme y creciente oposición en el seno de la sociedad, y a ello respondió con brutalidad creciente. Los súbdit@s irlandeses católicos, estando tan cerquita de la metrópoli, eran tratad@s como ciudadan@s de segunda clase en materia de derechos y libertades, el gaélico perseguido, los líderes nacionalistas encarcelados y ejecutados en la siniestra Kilmainham Gaol, los símbolos nacionales escamoteados y maquillados ante el pueblo… Caldo de cultivo ideal para la oleada de violencia que estalló ya en el siglo XX y que finalmente llevó a la independencia de Irlanda. Justo en estas fechas se cumple el 100º aniversario del Levantamiento de Pascua de 1916, espoleta de todo el proceso emancipador que culminó en 1921 pero que fue la antesala de una estúpida y sangrienta guerra civil.

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Kilmainham Gaol. En esta galería panóptica pasó varios meses encarcelado, entre otros, el futuro primer presidente de Irlanda Eamon De Valera.

Se entiende el entusiasmo y efusiones celebratorias que se viven en Dublín estos días conmemorando la Pascua de 1916, ya que la de Irlanda es una independencia y un Estado relativamente nuevos. Y por el pasado (no tan lejano) de abusos, vejaciones y sufrimiento. Si juntamos su triste Historia de conquistas, invasores y guerras, su clima ventoso y lluvioso donde las nubes viajan a cámara rápida, su comida que (en esto sí) está a la «excelsa altura» de la británica, su pobreza económica y material sostenida a lo largo de siglos, sus grandes tragedias nacionales como la hambruna de la década de 1840 (desde entonces, Irlanda nunca más ha vuelto a llegar a los 8 millones de habitantes que tenía)… el resultado es que probablemente los irlandeses sean el pueblo con peor suerte del mundo. Al menos, de nuestro «civilizado» mundo occidental.

Y, sin embargo, uno de los emblemas de Irlanda es la afamada «buena suerte de los irlandeses»: the Luck of the Irish. Algo que en mesas de póker es internacionalmente temido cuando toca enfrentarse a un hij@ del Trébol. Sí, tienen esa fama… pero no obstante yo creo que se trata de un alarde de humor, fina ironía y saber reírse de sí mismo lo que muestra el pueblo irlandés acuñando y divulgando tal tópica buena fortuna. Ha sido un país cuyas gentes históricamente han vivido en el miedo, la incertidumbre, la miseria, la violencia y la desgracia… pero que a través de su buen humor, de su bella música, de su agreste sinceridad (en contraposición a la polite ambigüedad british), del acogedor calor de sus pubs y taverns ha sabido mantener una faz ante el mundo de cierta alegría celta/druídica, estoicismo ante la adversidad y en definitiva, resiliencia triunfante.

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Luck of the Irish: cuando la ironía se convierte en reclamo turístico.

Eso sí: probablemente much@s irlandeses abominarán de tal topicazo positivista (uf, ¡si Paulo Coelho fuera irlandés!) y argüirán que es una engañifa que viene a tapar las seculares necesidades no atendidas de las capas más desfavorecidas en la sociedad. Esas dos Irlandas que fueron a la Guerra Civil y que Ken Loach retrató bien en «El viento que agita la cebada». Quizá haya buena parte de irlandeses que prefieran suscribir los versos de John Lennon: «you should have the Luck of the Irish… and you’d wish you was English instead».

El año sin invierno (o poco)

Febrero toca a su fin y, quitando una semanita que a duras penas el termómetro en Madrid subía de 5º C (temperatura que sería considerada cuasi tropical en otras latitudes más boreales), se puede afirmar ya que ha sido el invierno más suave desde que hay registros históricos. La temperatura media del mes de enero en España ha sido 2º C superior a lo habitual. Cambio climático… mera casualidad… sea como sea, ya se habla de que el presente es «un año sin invierno».

A lo cual yo respondo que, técnicamente, en la mayoría de España no es que exista un invierno propiamente dicho. Vale, en el interior tenemos uno relativamente estricto… pero no pasa de ser un clima mediterráneo continentalizado. Cualquier españolit@ que haya viajado a países del Norte o Este de Europa sabe lo que es INVIERNO de verdad, así en mayúsculas. Lo de aquí, en comparación, es una filfa. Pero aun así, este año está siendo extremadamente suave.

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Siberia: los 0-5º C de un día extremo de enero en Madrid, aquí sería considerada una temperatura totalmente primaveral. Todo es relativo.

 

Pero nunca tan suave como este año. La regular marcha de las estaciones es vital para los cultivos, vides y frutales, y los agricultores andan preocupados… Años en los que el invierno es suave, suelen traer después primaveras frías, con mucha lluvia y granizo. ¡Españoles, precaución! La cosecha de Rioja, Ribera e incluso Jumilla de 2016 anda en serio peligro. He aquí una auténtica emergencia nacional y no los pactos para la investidura de Rajoy, Sánchez o viceversa.

Hace pocos días vi un magnífico documental acerca de cómo los cambios y fenómenos climáticos han influido de forma decisiva en la Historia de la Tierra y de nuestra especie. No pocos cambios y saltos evolutivos en la Historia de la Humanidad han sido posibilitados gracias a óptimos climáticos y, asimismo, no pocas épocas de hambrunas, carestía y grandes pestilencias han sido causadas por un brusco cambio en el clima. Sin ánimo de extenderme mucho, pocos años antes del final de la «Pequeña Edad de Hielo» a mediados de siglo XIX, en 1816 tuvo lugar «el Año sin Verano», tal y como dejó constancia Lord Byron. ¿La razón? Una brutal erupción del volcán Tambora (actual Indonesia) provocó la expulsión de ingente material piroplástico a la atmósfera… y una densa niebla «sucia» artificial cubrió el globo dificultando la llegada de la radiación, luz y calor solar. ¿Las consecuencias? Hambre, miseria, violencia y, cómo no, miedos apocalíptico-armagedónicos entre las muy iletradas, analfabestias y aún teocratizadas masas. Exactamente 200 años atrás.

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Lord Byron. Gran romántico old school y testigo directo del Año sin Verano (1816).

 

No suelo ser un vehemente apóstol admonitor del cambio climático… pero mosquea (y cuánto) saber que, de los últimos 20 años a nivel global, una amplia mayoría de ellos son los años más cálidos desde que se tienen registros en el siglo XIX. Alarmante, cuando menos.

Hay muchísimas medidas posibles que podrían paliar este proceso, pero numerosos intereses empresariales las echan atrás. Muchos lobbies (en alguno de ellos participa con entusiasmo cierto ex-presidente español y ex-bigotudo, por más señas) pululan por ahí con firmes y lucrativos intereses en desmentir el cambio climático, y además gracias a la crisis han ganado la batalla más importante: la mediática. La preocupación por el medio ambiente y el clima y su presencia en el debate publico ha bajado enteros desde 2008. Lo importante, primero, es tener laburo y llenar la barriga, por lo que se ve. Y que les den a las siguientes generaciones que pueblen el planeta (o las ruinas heladas que queden de él).

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Muy bonitos, sí… pero a mediados de enero asusta un poco verlos de aquesta guisa.

 

Cuando este año en torno al 15 de enero ya vi varios almendros en flor sentí que «spring is in the air», demasiado prematuramente. Porque justo este fin de semana se espera la ola de frío más intensa para España de todo el «invierno». Mientras no haya otra de éstas en abril… tutto bene.

¡Y que llegue ya la primavera (trompetera), poldió! Que las muchachitas nos vacilen con el sol y todo eso. ¡Y que dure el baile armónico y regular de estaciones, deleite de agricultores, viticultores y ojos humanos todos! Que dentro de 50 años una nueva glaciación no cubra hasta Torremolinos quizá sí que esté en nuestras manos. Por mucho que el clima y la Tierra sean crueles y arbitrarios en sí mismos… el ser humano suele ganarles por goleada. Y en inconsciencia, idiocia e incapacidad de auto-preservación, también.

 

La horda será de titiriteros, o no será

Ya lo llevaba avisando desde hace luengos (y cansinos) años Fedeguico Joméiniz Losantos… ¡Los titiriteros son el enemigo! ¡Qué viene la horda y cochambre comunista! Sí, sí, sí, hablo de ese «periodista de referencia» y «libegal convencido» que hace pocos días se descolgó en su programa de radio con el muy moderado, jocoso y tolerante chascarrillo de «cada vez que veo a la Bescansa, al Errejón o alguno de esta tropa, es que me sale el agro y me dan ganas de agarrar la Lupara y liarme a tiros». ¡La Lupara, ni más ni menos! El arma de moda en Sicilia, desde tiempos inmemoriales a la par que muy mafiosos. Me pregunto si tal exabrupto lo regurgitó en horario infantil, o si sólo deseaba soliviantar mentes dizque adultas (lo de «dizque» también es muy frecuente en él, ahí va mi sentido homenaje). Pero… ¿podría ser apología del asesinato por motivos políticos, me pregunto?

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Yo no lo podría decir mejor. ¡Gracias, «El Jueves! Creo sinceramente que a este tipo le da rabia haberse perdido la Guarra Civil.

Nótese que cuando Fedeguico emplea alegremente «titiriteros», lo hace como extensión de cualquier otro arte cuya mayoría de practicantes no comparta ideario con él. Actores, preferentemente: Alberto San Juan, Willy Toledo o El Gran Wyoming suelen ser algunos de sus blancos predilectos. Creo que hasta ahora no se había referido a ningún ejecutor del noble arte de polichinelas y guiñoles, pero por fin le llegó la hora de sacar brillo a ese vocablo que tan de moda volvió a poner él, y esta vez en su más exacta acepción.

Lo primero es lo primero: NADIE debería ir a la cárcel por una representación artística en la que no se ha agredido físicamente a nadie, en la que ningún ser de carne y hueso ha proferido consignas que atenten contra los Derechos Humanos más elementales o se ha amenazado de muerte a colectivo alguno. La actuación del juez en este caso es desproporcionada y prevaricadora, vergonzosa de todo punto en una supuesta democracia y Estado de Derecho (eso que suele rebosar en la boca de tant@s españoles de orden y biempensantes) del siglo XXI. «Apología del terrorismo», dicen él, el PP y sus voceros mediáticos de la caverna australopiteca. Ya. Del terrorismo de esa peligrosisísima banda criminal llamada «Alka-ETA», supongo. Sin embargo, a duras penas se puede hacer apología de un grupo terrorista que simplemente NO EXISTE. Hasta Albert Einstein me daría la razón, salvo que estemos dentro de algún bizarro ojo de gusano espaciotemporal donde nuestras leyes físicas no rijan.

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He aquí el «arma del crimen». Supongo que en realidad es una bomba lapa, una carta bomba, una AK-47 de papel o algo así… ¿Porque nadie va aquí a la cárcel por una pancarta de guiñol, verdad? ¿VERDAD?

La metedura de pata del Ayuntamiento de Madrid (y sí: de alguien será la responsabilidad, digo yo) consistió en que en el programa impreso figuraba la ya archiconocida función como «para todos los públicos». Error que se trató de subsanar a través de la web informando que era para adult@s, deprisa y corriendo, cuando sólo quedaba una hora para el comienzo del espectáculo. Deduzco que se contrató al dúo ahora en prisión sin haber comprobado en que consistía su show, o fue un fallo de horario al programarlo a una hora claramente infantil. Mal.

En cualquier caso, aquí se ha dicho ya de todo… Desde «Carmena, dimisión» (un clásico ya, hasta cuando arranca flores «en peligro de extinción» durante sus vacaciones de verano) hasta «Pedro Sánchez va a pactar con los radicales que apoyan a ETA» (Pablo Casado dixit). Pero la dolorosa verdad es que, a día de hoy, dos titiriteros siguen en prisión cuatro días después. Por hacer lo que siempre han hecho en el escenario: sátira política y social. A través de guiñoles. Guiñol de palo y cachiporra, concretamente, algo de gran tradición y raigambre en España. Sobre todo en Carnaval, además. De niño, vi en muchos guiñoles del Retiro a multitud de brujas siendo apaleadas por el príncipe de turno.  ¿Espectáculo violento? Partiendo de la base de que, repito, no es un show apto para niños el que Raúl y Alfonso suelen hacer, violencia es que pongan «Rambo» a mediodía en la tele (eso ha pasado)… o la violencia verbal de Gran Hermano (pasa a todas horas)… o que muchos millones de españoles tengan que subsistir con 700 euros o menos al mes. Fariseísmos, los justos.

Mucha doble vara de medir es lo que hay. El Ayuntamiento de Madrid (cuya alcaldesa es llamada «La Vieja» en ciertos círculos: todo un alarde de «ingenio» y «respeto») está bajo una lupa de muchísimos aumentos, muchos más que las que aplican para los ayuntamientos gobernados por «los de toda la vida». Precisamente esa misma lupa que logra que miles de votantes del PP anden muy revolucionad@s y soliviantad@s por «Carmena, la proetarra bolivariana» e inunden las redes sociales… y sin embargo ni chisten cuando la Gaviota Maléfica que anida en Génova 13 nos obsequia hoy mismito con el blindaje institucional de la (presuntamente, oh sí) MUY corruPPta Rita Barberá. No sé si es falta de ética o falta de sentido del olfato lo que impulsa a tant@s a premiar aún hoy a Rajoy&Cía con votos y adhesión, pero me fascina.

Rita

No se ve en la foto, pero los dedos de Rita terminan en hilos… de los cuales tiran los espectros de Al Capone y Francisco Franco. Ya ven, titiriteros en comandita.

Y a todas estas, se está cociendo una nueva recesión mundial del copón (que, supongo, de antemano ya es culpa de Pablo Iglesias, de Nicolás Maduro y de Kim Jong-Un, al alimón), acá seguimos sin Gobierno constituido en pleno culebrón repleto de cliffhangers, los refugiados siguen llegando a Europa y la xenofobia consiguiente in crescendo… pero ciertos sectores político-mediáticos quieren que nos enredemos en debates absurdos sobre titiriteros pro-alka-etarras, reyes magos de opereta bolivariana y demás… Como yo ahora mismo, de hecho. Pues mira… ¡Al carajo con la caverna mediática y su agenda setting!

Lo que pasa, según diría el gran Labordeta, de estar aún entre nosotr@s, es que «ustedes están habituados a hablar siempre porque han controlado el poder toda la vida, y les jode que vengamos ahora a hablar los que habíamos estado oprimidos». A hablar, a expresar ideas iconoclastas o irreverentes, o a entrar en las instituciones. ¿Acoso y derribo? Sonrisa, dedo corazón levantado y a hacer política en mayúsculas, medidas que palien y reviertan el sufrimiento causado por décadas de políticas pro-banca y anti-pueblo.

Tampoco «cuesta» ya tanto

El mismísimo Ulises habría temblado ante mi particular odisea. Si a él las sirenas le cantaban dulces baladas marinas mientras trataba de volver a Ítaca, mi hoy fenecido disco duro me entonó su lúgubre y súbito gorigori el 30 de diciembre, allá por el lejano 2015. Si no fuera por el móvil, mi casa habría vuelto de súbito a 1990… o a 1970 como muy tarde a tenor del MUSICOTE que suelo escuchar.

Tras más de 15 días sin PC, qué mejor que volver a escribir hoy 18 de enero, Blue Monday a nivel mundial (o eso me cuenta la tele). Se ve que algún «genio», mediante complejísimos algoritmos, cálculo infernitesimal y trigonometría atómica, determinó hace algunos añitos que el tercer lunes de cada mes de enero es, sí o sí, «el día más triste del año». Concretamente lo determinó Cliff Arnall, ex profesor de la Universidad de Cardiff. Mr. Arnall: ¡váyase al demoño usted y su ecuación tróspida! Hoy estoy contento y usted falla más que Carlos Sainz metido a futurólogo.

Blue Monday: ¡ésta es la actitud que hay que tener contigo!

Blue Monday: ¡ésta es la actitud que hay que tener contigo!

A fin de cuentas, es una vuelta de tuerca más a la «cuesta de enero», y siempre me ha parecido pelín rancio y demodé todo lo que tenga que ver con ella. Más que nada, porque me temo que es algo que describe tiempos pretéritos, en los que el común de los curritos y curritas recibía una paga extraordinaria en Navidad (al igual que otra en verano, y sí: lo de la «paga del 18 de julio» fue durante el caudillaje de un tal Paquiño do Ferrol cuando se estandarizó, cosas veredes) y, tras tanto dispendio con el que despedir un año y recibir a otro, el 7 de enero venía a simbolizar el fin de fiesta en muchas casas y estirar lo poquito que les quedaba de la extraordinaria y del salario habitual para poder llegar al 1 de febrero.

Hoy por hoy, la precariedad y temporalidad extrema de la mayoría de contratos laborales nos hacen vivir en una «cuesta de enero» permanente, mes a mes. Por supuesto, las extraordinarias de invierno y verano escasean en nuestro marco laboral actual, y en la mayoría de casos corresponden a contratos que tienen cierta antigüedad. Sumemos esto a que de por sí los salarios de cada vez más español@s se aproximan al umbral de miseria… y el resultado que obtenemos es un bonito cóctel de estrecheces económicas, angustia e incertidumbre vital y laboral, sobre todo para las más jóvenes generaciones. España es el segundo país de la OCDE donde más han crecido las desigualdades desde 2008. Los 20 españoles más ric@s tienen el mismo capital que los 14 millones más pobres. Simples y brutales datos.

Maestro Forges. Ojalá siga haciendo cada uno de nuestros días un poco menos blue con sus viñetas.

Maestro Forges. Ojalá siga haciendo cada uno de nuestros días un poco menos blue con sus viñetas.

Así que no creo que haya un solo Blue Monday para cuando tantos millones de personas tienen blues EVERYday de continuo. Vale que hoy se junta que es enero, hace frío, ha sido un día gris, queda mucho para el verano, España sigue sin (des)Gobierno, yo y millones más seguimos en paro… pero por otro lado en casita se está muy bien (máxime si te rodean dos rusas adorables), aún puedo pagar calefacción sin apreturas, cinco meses hasta junio no son tanto… y no olvidemos que la economía belga creció a mayor ritmo en el año y pico durante el que el país no tuvo Gobierno constituido alguno. Jajajaja, o mejor será llorar amargamente.

Black Friday, St. Valentine’s, Blue Monday…¡Qué manía de inventarse días para todo, ains! Al final se me va a ocurrir pensar que esto del Blue Monday (al igual que los dos otros ejemplos anglosajones) quizás es una maquiavélica estrategia para vender más de-lo-que-sea, sumado al efecto llamada de las rebajas y a un sutil conocimiento de la psique posmoderna: no pocas personas curan sus penas, ansiedades y frustraciones yéndose de compras. Total, hoy me he tropezado con informaciones sobre el Blue Monday en siete u ocho medios nada más, y tanta insistencia da qué pensar… ¡Bah! Paranoico que es uno. ¿Pero blue? ¡Jamás!

 

 

La hora de ver quién manda (realmente) aquí

Han pasado ya casi 48 horas desde que se cerraron los colegios electorales en España. Tiempo en el que «vértigo», «fragmentación», «ingobernabilidad»  e «incertidumbre» han sido algunas de las palabras y conceptos más pronunciados en voz alta o evocados interiormente. El escenario resultante es inédito, y por esa misma razón apasionante.

La noche del 20D estuvo plena de emociones, y la primera bajada de la montaña rusa la constituyeron las encuestas israelitas (a pie de urna) que comenzaron a difundirse de manera oficial a las 20:00. En esas encuestas daba la impresión de que el éxito de los partidos nuevos (Podemos y Ciudadanos) iba a ser mayor y que el bofetón al PP sería aún más colosal de lo que fue. Pero los datos oficiales suavizaron la caída de la Gaviota Maléfica y desinflaron los ánimos en las sedes de los partidos de Iglesias y Rivera, sobre todo en el caso de este último.

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He aquí la encuesta a pie de urna más difundida a partir de las 20h del 20D. Mucho voto oculto para el viejo bipartidismo. ¿Algo de lo que avergonzarse, acaso?

 

Primer apunte clave que quiero hacer: nunca el pronóstico a pie de urna para el PP es aproximadamente igual o superior al número de votos que cosecha en las urnas, sino más bien siempre da la impresión de que van a obtener menos. Lo cual nos lleva a algo evidente: numerosos votantes de Rajoy&Cía ocultan qué papeleta han depositado en la urna y mienten en esas encuestas. Oh, señores mí@s del PP: lamento con sinceridad esa profunda esquizofrenia suya que les hace avergonzarse tanto de su voto como para no querer reconocerlo pero, por mucho que simpaticen con un partido que ha hecho de «mentira» equivalente a «Política», hagan el favor de no falsear los resultados de las israelitas cada año. Si acaso ocultan su voto por temor a esas represalias que han oído por ahí que pasaban en el 36 contra la «gente de bien y de orden», no se preocupen: aunque medios como Interlobotomía o conversos dementes como Pío Moa afirmen que la Izquierda es sectaria, violenta y que queremos reinstaurar las chekas, a nadie se quiere apiolar, y menos aún el amable encuestador/a de turno emplearía en caso alguno y de súbito su boli Bic como arma letal.

Cuando los datos reales fueron poco a poco confirmando aunque matizando los datos de las israelitas, se dibujó el siguiente panorama: PP seguía siendo el más votado pero experimentaba la mayor bajada de su Historia, PSOE salvaba los muebles pero sentía el aliento en la nuca de Podemos (sólo 500.000 votos por detrás), y Ciudadanos demostraba ser no tan fiero ni decisivo como lo pintaban. Pero ante todo, se hicieron ciertos los más ominosos presagios de la Casta política: el cáncer morado se extendía y los resultados finales mejoraban la estimación más optimista que se hacía con Podemos en las encuestas durante la campaña. Cuando el 15M de 2011, muchas de sus encorbatadas y engominadas señorías no se hartaban de parlotear: «que se dejen de algaradas perroflauteras, que monten un partido y concurran a unas elecciones». ¡Oído, cocina! Ahora ni se os ocurra lamentaros, por favor.

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El cambio viene en forma de marea morada. ¿Más pasar por las urnas y menos tiendas de campaña en Sol, pedíais en 2011? Será un placer.

 

Lo que ha vuelto a ser evidente es, una vez más, la profunda injusticia de nuestro sistema electoral. Es gracioso porque ahora todos quieren reformarlo, PP incluido: ellos y quizá el PSOE, para caminar a un sistema más mayoritario, con primas al partido más votado, fórmulas the winner takes it all en algún caso… mientras que los partidos emergentes quisieran mayor proporcionalidad y el imperativo democrático de que de cada voto valga lo mismo. Los casos de Ciudadanos y Unidad Popular/IU fueron los más sangrantes, quedando muy infrarrepresentados en el Congreso. Aunque sólo alcanzara dos actas de diputado, casi un millón de españoles votó al partido encabezado por Alberto Garzón. 450.000 votos por escaño fue el precio, mientras que para el PP bastaba con 50.000. Lo llaman Democracia y no lo es. O no del todo.

La pregunta del millón es QUÉ va a pasar ahora. Hay multitud de escenarios: repetición de elecciones, intento de pacto de Gobierno que aglutine a PSOE+Podemos+UP y varias formaciones nacionalistas, investidura de alguien cualquiera gracias a abstenciones y después a gobernar en minoría… Un follón, vaya. Y sin embargo, mi opinión es que va a pasar precisamente lo que miembros (y miembras, añadiría una de sus ex ministras) de cierto partido han repetido hasta la saciedad que no sucedería jamás: caminamos hacia una Grosse Koalition PP-PSOE.

Las dos almas del PSOE. Una de ellas (sus bases) sigue siendo netamente de izquierdas, el PP le produce tirria natural y sabe bien que aliarse con las huestes de Rajoy en el Congreso sería el harakiri definitivo de cara a futuras citas electorales. Sin embargo, la otra (sus cuadros dirigentes, y no veas tú los ex-dirigentes) considera al PSOE «partido de Estado», con «responsabilidad institucional» y poco dados a «aventuras y alianzas oportunistas con los palmeros del comunismo bolivariano». Aproximadamente así hablan el «muy socialista» Felipe González, su fiel padawan Susana Díaz y cascarrabias revenidos como Joaquín Leguina sobre Podemos. Ay, las dos almas del PSOE, con sus puertas giratorias, sus contactos con el Gran Capital y su canesú. Veremos si tiran por la de «100 años de honradez»… o de nuevo por la de «y 40 de vacaciones» ante la hegemonía capitalista/ultraliberal que va a tratar de dirigir sus pasos (sí: más aún).

Aunque tal acuerdo de investidura y Gobierno fuera la muerte electoral definitiva del PSOE como gran partido, aunque Pedro Sánchez parezca más proclive a querer explorar la formación de un Gobierno de izquierdas o sentarse con nacionalistas, aunque hayan repetido por activa y pasiva que «jamás de los jamases habrá gran coalición con el PP», precisamente ESO es lo que les van a exigir, ya les están exigiendo en estos momentos, grandes poderes fácticos. La lista es amplia: la Unión Europea, Bruselas, Berlín (tanto Merkel como la gran Banca alemana), las grandes empresas y bancos españoles (a quienes el PSOE debe una pasta gansa), fondos especulativos internacionales… Quizá incluso reciban en Ferraz alguna «amable sugerencia» de parte del Palacio de la Zarzuela, quién sabe. A los poderos@s dentro y fuera de nuestro país les chirrían los dientes ante la mera posibilidad de un Gobierno «rojo-morado» en España, al que igual le daría por querer revertir los términos del nuevo contrato social que con la llegada de la crisis nuestros gobernantes querían que asumiéramos: «trabajar más, jubilarte más tarde, pagar hipoteca hasta tu muerte o casi, y cobrar menos». Porque vivimos, vivíamos, por encima de nuestras posibilidades.

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¿Nuestras dos próximas bipresidentas bipartidistas? «Una castaña y una rubia, sojuzgaban desde Madrid», rezarán las futuras zarzuelas.

 

Será una operación sibilina, sutil, narcotizante. Irán pasando los días, las semanas y el nerviosismo y desnorte irán cundiendo en prensa, tertulias, mercados y en la calle misma: «¿quién va a formar Gobierno, y cuándo?». Negociaciones estancadas, otras que fracasan, la Derecha bramando a todas horas que «España se rompe porque la sucursal morada de Venezuela en España quiere pactar con Bildu, ERC y los Autogestionarios de El Bierzo»… para que justo antes de que haya que repetir elecciones lleguen en el último momento, a lomos de un caballo azul y otro rojo, los mismos salvadores bipartidistas de siempre, sólo que esta ven en coyunda contra natura, impúdica y desvergonzada. De hecho, quienes cabalguen esas monturas y se ocupen de «mantener a España unida y a los mercados satisfechos» no serán ni Pedrito ni Mariano, no… Demasiado quemados ambos por el fragor electoral y, en el caso de Sánchez, porque no puede ni quiere traicionar su propia palabra de no pactar con Rajoy. Soraya y Susana, Sorayita y Susanota, serán las encargadas de liderar el paripé, quizá logrando mayor credibilidad y aceptación en la sociedad de lo que pudiera creerse inicialmente por poseer el marchamo de «la primera presidencia bicéfala femenina ever«. ¡Y a ver quién las tose lo más mínimo!

¿Que este plan no gusta, sobre todo al PSOE que no quiere suicidarse como el PASOK griego? Pues entonces demostrarán, según el PP, que «no están a la altura de las necesidades de España como nación ni son partido de Estado» y Don Mariano I El Intrépido llamará corriendo a Bruselas a ver si nos pueden enviar algún tecnócrata que sobre por ahí para regir (temporalmente) los destinos de España, como ya se hizo con Mario Monti en Italia tras el vacío de poder dejado por Berlusconi. Tristes precedentes hay, y no somos precisamente más importantes o soberanos que Italia. ¿Quién podría ser ese tecnócrata? ¿Luis Te Guindo? ¿Javier Imhotep Solana? ¿Chimo Bayo? Voto por esta última opción. Puestos a traer a un techNócrata, traigamos al mejor.

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Chimo está ahora un poco más cascado que en esta imagen de principios de los 90, pero seguiría siendo el mejor tecHnócrata que nos podemos permitir dentro de nuestro presupuesto.

 

Es sólo una teoría, una visión, un pourparler… pero por desgracia me suena plausible. Lo bueno de tal escenario es que por fin el PSOE perdería lo poco de careta que le queda… y, sobre todo, que se demostraría una vez más la vergonzosa y lamentable sumisión de la política y soberanía ciudadana al servicio de mercados, Banca e intereses económicos. Rosell, líder de la CEOE, ya se ha apresurado a apostar por esta salida «a la alemana», indicando que esa fórmula de gran coalición ya se ha practicado en 22 de los 28 países de la UE. Y, por supuesto, las (siempre efectivas, sapientes y clarividentes, como demostraron en 2008) agencias de calificación Fitch y Moody’s ya han empezado con su lúgubre gorigori en caso de que escojamos alguna otra senda «exótica».

Lo mejor del 20D es que, cuando se constituya la Cámara y pase lo que pase en lo relativo a investiduras y acuerdos de legislatura, much@s no nos vamos a sentir ya (tan) silenciad@s, sin voz, fuerza parlamentaria ni visibilidad social. Y he aquí el principal logro que ha obtenido el ya mítico y mixtificado 15M.

¡Que no, que no, que no nos representa(ba)n!